Los cascos, constituyen la parte final de las extremidades del caballo y son una estructura esencial para la vida de los mismos. Su función no se basa simplemente en el mantenimiento del peso del animal, sino que también proporcionan una gran capacidad de tracción y contribuyen al correcto flujo sanguíneo de las extremidades. Las alteraciones en la pared del casco son frecuentes y, a menudo, un reflejo de condiciones ambientales adversas (terrenos secos, irregulares y áridos), problemas estructurales inherentes al animal (mal aplomado, falta de recorte), o un resultado de esfuerzos atléticos específicos. El rango de daño estructural puede variar de insignificante a que el animal sea incapaz de soportar peso en la extremidad afectada debido a lo dolorosos que pueden llegar a ser estos procesos. Estructuralmente, la pared del casco está formada por ?-queratina cuya función está influenciada por su estructura microscópica, tubular e intertubular, y está modulada por el contenido de humedad. Mantener una humedad adecuada del casco es esencial para evitar el deterioro de su estructura y de esta forma mantener la elasticidad necesaria para amortiguar cada paso. Un casco seco siempre es propenso a la aparición de cuartos, grietas y otras alteraciones que pueden alterar la movilidad del animal. Composición: Aceite de Ricinus comunis, lanolina; aceites de Glycine max, Persea americana y Melaleuca alternifolia, extractos de Arnica montana y Symphytum officinale. Propiedades: HOOFLEX® Natural Dressing & Conditioner apoya el crecimiento normal y saludable de los cascos tanto cuando los caballos están descalzos como cuando están herrados. Ayuda a mantener el equilibrio húmedo natural del casco y mejora su color natural sin productos químicos o colorantes artificiales. No deja residuo graso y penetra de forma rápida y profunda, dejando así un casco más flexible y saludable con menos grietas. • El árbol de té (Melaleuca alternifolia) es originario de Australia. Su aceite se utiliza desde hace muchos años por sus propiedades antisépticas y antinflamatorias, y actualmente se puede encontrar en el mercado en numerosos productos con fines profilácticos y terapéuticos. Distintos estudios han demostrado su eficacia en problemas dermatológicos, reduciendo el número de microorganismos y los signos clínicos asociados. Algunos estudios un vitro demuestran que el aceite de árbol del té puede ser una buena alternativa a antifúngicos como el ketoconazol para el tratamiento de infecciones del genero Malassezia (Hammer et al. 2000). También se ha evaluado, con resultados favorables, su efecto in vivo para el tratamiento de infecciones fúngicas superficiales como la candidiasis oral (Jandourek et al., 1998) o la onicomicosis (Buck et al., 1994). No se han reportado evidencias de la aparición de resistencias a pesar del amplio uso del producto en Australia desde 1920. • El aceite de aguacate (Persea americana) destaca por su alto contenido en ácidos grasos que le otorgan excelentes propiedades como cosmético hidratante y nutritivo. Este aceite vegetal se extrae del hueso y la pulpa del aguacate, siendo un líquido dorado, espeso y muy untuoso que, a pesar de su textura, se absorbe tópicamente con mucha facilidad. Es rico en vitaminas y tiene un alto poder antioxidante. Este aceite nos permitirá dar elasticidad, suavidad y brillo al casco. • La consuelda (Symphytum officinale L.) es rica en proteínas vegetales, taninos, silicio, alantoínas, mucílagos, inulina, porigolol, aceites esenciales, resinas, taninos, germanio y asparagina. Debido a estos compuestos la consuelda es cicatrizante, emoliente, astringente y regeneradora. |